Por: Luis Domingo Álvarez*CNP 9099
La Libertad de Expresión es un tema tan fácil de tratar que a veces resulta complicado, y la contradicción es válida. Bastaría con escribir aquí una opinión al respecto, sin ningún tipo de limitantes, pero expresarse libremente no es suficiente, un mensaje que no llega no existe ¿no sería entonces preferible hablar de libertad de comunicación?
Esa es una pregunta que debe responderse desde los puntos de vista del periodista, del funcionario público y del ciudadano, tomando en cuenta que los dos primeros son ciudadanos y a veces el periodista también puede ser un funcionario público. Sin olvidar que también debe responderse desde el punto de vista del gremio de periodistas. Hablamos de la comunidad que integramos los licenciados en Comunicación Social, aún cuando algunos no se sientan parte de ella.
El periodista o comunicador social está en la obligación de no opinar cuando desempeña su rol, pues en función de la mayor objetividad debe transmitir la noticia con exactitud, apegada a lo que realmente ocurrió o se dijo. Es decir, el periodista en ejercicio no goza de libertad de expresión, porque debe ser garante de ella tanto para su fuente como para su audiencia. Pero sí debe gozar de libertad de comunicación o lograrla por si mismo, para eso y muchas otras cosas, nos formamos en las universidades, proceso que continúa perfeccionándose en toda nuestra vida profesional y adaptándose a las circunstancias históricas que nos toca vivir.
La Libertad de Expresión, aunque debería llamarse –como dije- Libertad de Comunicación, es un Derecho Fundamental consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en el artículo 57 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que supone todo un reto; porque no basta con plasmar su definición en una hoja de papel o mencionarlo en un discurso, hay que defenderlo y sobre todas las cosas practicarlo, realizarlo, darle vida.
Como es lógico, ninguna libertad, por humana que sea, debe existir sin regulación; y ya que hablamos de “Libertad de Expresión en Venezuela”, recordemos lo que dice nuestra Constitución:
Artículo 57.- Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Quien haga uso de este derecho asume plena responsabilidad por todo lo expresado. No se permite el anonimato, ni la propaganda de guerra, ni los mensajes discriminatorios, ni los que promuevan la intolerancia religiosa.
Se prohíbe la censura a los funcionarios públicos o funcionarias públicas para dar cuenta de los asuntos bajo sus responsabilidades.
Pero la Libertad de Expresión no la decreta la Declaración Universal, ni una Convención Americana, ni una Constitución, estas son sólo bases jurídicas que no representan garantía de nada, si no existen instituciones capaces de hacer cumplir su contenido y ciudadanos que desempeñen correctamente su rol, incluyendo aquí la sanción legal y la desaprobación social adecuadas; no promovidas por intereses particulares o políticos. Porque esa libertad sólo es posible a través de la comunicación, que también debe ser libre en todas sus formas y eso supone que no debe existir ni permitirse, la censura previa, o lo que es peor, la autocensura, a pesar de la existencia de leyes discrecionales o funcionarios intolerantes. Ese es el verdadero reto que sólo será posible afrontar con éxito desde la unidad del gremio periodístico.
El Colegio Nacional de Periodistas, CNP, además de ser factor de unión, debe velar porque el comunicador social en ejercicio tenga las herramientas teóricas, prácticas, sociales, económicas, éticas, legales y jurídicas que le permitan ser garante y defensor de la Libertad de Expresión en todos sus niveles, con lo que también se garantiza una opinión pública saludable. El CNP debe contribuir al proceso de formación profesional y ciudadana, para que la Libertad de Comunicación se arraigue aún más en la población como bien social, pues el disenso es el mejor estímulo para el avance del conocimiento en todas sus manifestaciones.
*Luis Domingo Álvarez Vásquez es licenciado en Comunicación Social de la UCAB (Caracas-1995) y candidato a Secretario de Organización del Colegio Nacional de Periodistas-Seccional Caracas, por el grupo Un Solo Gremio (Plancha 10).
ldomingoa@hotmail.com
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